La Castafiore anuncia su llegada a Moulinsart, y el capitán intenta huir de viaje a toda prisa, pero tropieza con un escalón roto que aún no han venido a arreglar y se rompe los ligamentos. Nace el rumor de una relación sentimental entre la cantante y el «viejo lobo de mar» y se llena todo de paparazzis. Y desaparecen las joyas… En este álbum no hay viajes ni grandes aventuras, y ahí está la gracia de Hergé para conseguir mantener la intriga. Toda la acción sucede en Moulinsart, dentro y en los jardines y alrededores del castillo. Según nos cuenta el mismo Hergé: «Al empezar este álbum, mi intención era también la de simplificar, la de entrenarme a narrar, esta vez, una historia en la que no pasase nada, sin recurrir al exotismo. Simplemente para ver si era capaz de mantener al lector en vilo hasta el final».